miércoles, 17 de marzo de 2010

Como fiera enjaulada en los dominios del Tunari.

Autor: Sara Amestégui

“El mundo ha cambiado. Lo siento en el agua.
Lo siento en la tierra. Lo siento en el aire.
Mucho de lo que antes era, esta perdido,
porque ahora nadie vive para recordarlo”.
Galadriel de midle earth en el Señor de los anillos.

Estamos condenados a un constante traslado. Somos peregrinos en un hogar de inextinguibles vuelcos. Como Mercedes Sosa cantaría “cambia... todo cambia”. Y en ese constante cambio, preciso para no extraviarnos, es recordar. Como una labor de reivindicación social se debe recordar aquellas luchas y sacrificios que resultaron en los beneficios de hoy.

Un impedimento para entender el pensamiento de cualquier autor, es ubicar su obra dentro de un contexto que no precisamente fue el suyo. Esto deriva en una doble injusticia. El autor resulta ser amoldado a parámetros que no comprendieron su entorno y sus verdaderas luchas. Y mas catastrófico aun, este tipo de análisis no permite apreciar aquello que en otras épocas pudo ser extraordinario...pudo ser revolucionario. La obra de Zamudio, por ejemplo, fue precisamente eso. Para Rossells “La Zamudio es el gran personaje femenino literario de la otra mitad del siglo e incluso aun mas allá” (1875:78).

Quizás en la actualidad no parece del todo espectacular, escuchar acerca de una mujer escritora, o vivenciar un liderazgo femenino. Tampoco se considera todo un escándalo el quedarse soltera o cuestionar a la iglesia, hasta parecerían sucesos normales y cotidianos. Pero la Cochabamba de hoy, no tiene mucho en común con la del siglo XIX.

Como el titulo de este articulo lo indica, la inconformidad fue uno de los rasgos que caracterizaron la obra y vida de Zamudio. Pero no podríamos apreciarla ni comprenderla sin antes sumergirse (por solo un momento, claro) en el espíritu de aquella época. Lo que se propone entonces es conocer la obra de esta autora bajo el lente de aquella época (es decir la sociedad boliviana de finales del siglo XIX).
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Pero antes...una aclaración:

¡ZAMUDIO NACIO EN COCHAMBA!

Desde hace varios años, circula cierto disparate. Según algunas fuentes Zamudio nació en La Paz y después por negocios de la familia se traslado a Cochabamba. Sin el afán de fomentar regionalismos, pero con la misión de hacer justicia, preciso desmentir dicho rumor. Según manuscrito de su padre Adolfo Zamudio, Paz Juana Placida Adela Rafaela Zamudio Ribero nació en Cochabamba el miércoles 11 de octubre de 1854 a las cinco menos cuarto de la mañana .

Pero dejemos que la misma Adela defienda su procedencia. En una carta a su buen amigo Alcides Arguedas, ella describe sus datos biográficos.
“En cuanto a mi biografía, puede reducirse a tres reglones: Nací en Cochabamba, creo que el 55 o 56. No tengo mi fe de edad. He pasado mi juventud a la cabecera de una madre enferma y mi edad madura como mi vejez, luchando penosamente por la vida...”

Ahora si...

“Esa flor sin el sol de primavera”
El realismo narrativo de Zamudio.

Zamudio pasó gran parte de su niñez en áreas rurales del país, en constante complicidad con la naturaleza. “De la mano del padre, la familia Zamudio transitó de Corocoro a Caracato en La Paz y después a Pairumani, Suticollo, Viloma, Pujru y Corani, para finalmente fijar la nueva y definitiva residencia en la ciudad de Cochabamba” (Cajías 1980: 24).Este hecho influenció su obra de dos maneras: forjó una personalidad contemplativa, atenta a todo designio de la naturaleza y le permitió tener al menos cierto contacto con la realidad del campesinado del altiplano y del valle.

El siglo XIX, puede ser resumido en la historia boliviana, como el choque entre el colonialismo y la modernización. Según el historiador Broke Larson se caracterizó por los constantes episodios de violencia política, esto se debía a que “los incipientes valores burgueses no podían reemplazar fácilmente a los hábitos coloniales” (2002: 147.)Estos hábitos coloniales, daban la potestad a cualquier criollo para explotar a los indígenas que habitaban tierras comunales. La mita utilizada por los españoles, para el trabajo gratuito y obligatorio, se había convertido en el pongueaje, legitimizado en ese entonces por el Estado . Este dato es importante para entender el apoyo que le da Zamudio al partido liberal, años mas tarde.

Así es como la pluma de Zamudio, incursiona a menudo en el realismo narrativo. En muchos de sus escritos el lector puede apreciar, la habilidad con la que Zamudio fusiona la belleza y el cambio de la naturaleza con los fluctuantes sentimientos humanos.

¡Que repentino cambio de estaciones!
Destructora y tristisima mudanza
Así deben quedar los corazones
Cuando la edad agosta su esperanza
1 acaba de apreciar una de las estrofas del poema
Otoño. Poema con el cual abre su primer libro “ensayos poético” (Buenos Aires 1887).

Características similares, con una fuerte tendencia descriptiva, se pueden encontrar en sus poemas “El misionero”, “Solo en el mundo” y “La loca de Hierro”.
Su interés por la naturaleza también la llevo a incursionar en la botánica. Se puede apreciar mucho de estos conocimientos en sus cuentos “El diablo químico” y “vértigo”.

Pero Zamudio no se limitó a usar su pluma para describir aquellos paisajes rurales que conmovían su alma. Su lectura de la realidad siempre supo ir más allá de las apariencias.


“¿Para ello que te ha bastado?”
Punzadas al ego masculino.

Ser mujer en el siglo XIX significaba estar a merced de caprichos masculinos. Si la modernidad planteaba la “libertad, fraternidad e igualdad” para el hombre, para la mujer significaba “culpa, expiación y redención”. Como lo explica Russels “En el nombre de la modernidad, se fortalece la sociedad patriarcal y androcentrica del Derecho Castellano que toma al varón como modelo de lo humano y cuyas necesidades deben ser legisladas. Las mujeres tienen el rol complementario y subordinado”( 1875: 33).

¿Subordinado en que sentido?
Influenciados por pensadores de la revolución francesa, los flamantes líderes criollos lograron justificar “racionalmente” la inferioridad femenina. Por ejemplo Rousseau, uno de los pensadores más influyentes en la fundación de las naciones americanas, reitera en sus escritos la posición del ser masculino como individuo netamente político, y el ser femenino como entidad biológica que reproduce y protege a la especie (Cfr. Russels 1875:66).

Por consiguiente a lo largo todo el siglo XIX, la mujer no tenia goce de ningún tipo de derecho civil o político. La misma legislación lo decía (Art. 131 - Código Civil 1831). Al no poseer las habilidades políticas de los hombres, todos los bienes y acciones de la mujer eran potestad de su padre, y cuando esta se casaba pasaban a ser de su marido. (Art.134).

¿Un rol complementario en que sentido?
Pero la dominación no sólo se perpetuaba dentro de la legislación, sino que se operacional izaba con la “moral católica” de la época. El “prototipo mariano” reinaba. Los deberes de la mujer en la sociedad y el hogar eran ampliamente detallados en una serie de manuales, escritos obviamente por hombres, que se pusieron de moda .

La educación para las mujeres era muy escasa. El censo de Dalance de 1864, apenas menciona 4 colegios de niñas, con solamente 68 alumnas en todo el país La escasez de oportunidades, los dogmas inquisitivos de la iglesia y su vitalidad enclaustrada explican la desilusión, soledad y desesperanza presentes en los escritos de Zamudio, desde su juventud.

Yo también siento el corazón helado
Aunque es joven mi frente todavía.

“Soledad”, seudónimo elegido por su madre, expresa muy bien el sentimiento que la acompaña toda su vida. Su formación, por ejemplo, fue autodidacta. Solía pasar largas horas en la pequeña biblioteca de la familia. Ahí se familiarizó con la lectura de clásicos como Dante, Cervantes, Shakespeare y Milton. Con realistas como Flaubert, Sor Juana Inés de La Cruz, Lope de Vega, Balzac y otros. De aquellas horas de lectura, nace una profunda inclinación por la palabra escrita y su capacidad por trascender territorio, época y pensamiento.

Para Zamudio su pluma afilada significó el medio más eficaz para hacerse escuchar. Así presentó su inconformidad ante un medio que no le permitía votar, trabajar, ni participar de la vida civil y reducía su propósito a la reproducción y protección del hogar. Ante semejante panorama, surge uno de sus poemas más controversiales y conocidos. Nacer hombre; epigrama, que con punzante ironía, denuncia todos sus malestares.

Ella debe perdonar
Siéndole su esposo infiel;
Pero el se puede vengar
(Permitidme que me asombre)
En un caso semejante
Hasta puede matar él
¡Porque es hombre!

¡Oh mortal!
¡Oh mortal privilegiado,
que de perfecto cabal
gozas seguro renombre!
Para ello, ¿qué te ha bastado?
Nacer hombre.

Aunque le costaron una serie de reclamos y amonestaciones verbales; con la iglesia, la sociedad y en especial con las mujeres de su circulo social. Los escritos de Zamudio significaron uno de los primeros pasos, hacia la lucha por los derechos de la mujer. Como Beatriz Rossells lo indica “El siglo XIX (...) Para la población femenina, de una ausencia total en las primeras décadas, se pasa a una presencia, escasa pero continuada y representativa, hacia fines del siglo. Esta participación puede ser considerada como un intento de sobrepasar los limites discriminatorios establecidos en contra del derecho de expresión de las mujeres...” (1875: 84)



El Quo Vadis?

Para García Pabón: “Donde mejor se ve el tono de su crítica social-a un pueblo chico, conservador y tradicional como era la ciudad de Cochabamba a principios de siglo-es en su mirada a la iglesia, quizás la institución con la que tuvo mayores desacuerdos en su vida”(2007:6). Concuerdo con Pabón, y estimó que estos desacuerdos se hicieron aun más visibles con el pleito público (que llegó a tener alcance nacional) que tuvo con el Fray Pierini, franciscano nacido en Italia, que residió en Cochabamba por varios años .

En 1905, Adela asumió la dirección de la Escuela Fiscal de Señoritas. Puesto que le dio la oportunidad de expresar su inconformidad con la iglesia Católica, al instituir la escuela como Laica. Naturalmente este hecho no fue del agrado de la “liga de señoras católicas”, que contundentemente sostenían que “las escuelas laicas eran preparadoras de una generación de criminales” . Junto a su líder Fray Pierini, decidieron fundar una clase superior para señoritas a la que ingresaron por puro “fervor religioso” doscientas (muchas de ellas lindaban los 38 años). Para financiar dicha clase, la liga organiza un “Gran concierto Estudiantil”. En el muy conocido, teatro Achá, un sábado 13 de septiembre 1913, niñitos de 5 y 6 años representar escenas de “La Mascota” de Audan, de ”La viuda alegre” de Lehar y “La gran Via” de Chueca y Valverde. Obras cuyo contenido requería de un público adulto.

Días después, en un artículo titulado “Reflexiones” , publicado en El Heraldo de Cochabamba, Zamudio presenta su punto de vista ante dicha presentación.

“El fin no justifica los medios, y además, tan evidente es, y tan visible la contradicción que al menos avisado se le viene en mientes esta pregunta: Si esa clase se fundó para moralizar a la niñez, ¿por qué para sostenerla se desmoraliza a la niñez?”

Dicho artículo recibe la respuesta de Fray Pierri en el periódico conservador “El ferrocarril” . Y se convierte en la chispa para una serie de artículos publicados a lo largo del país, polarizados entre los que definían la opinión de Zamudio y los precursores de la moral católica. El alcance de este pleito se debe principalmente a la tención política, entre conservadores y liberales, que existía en el país. El gobierno de don Heliodoro Villazón, de tendencia más bien liberal, había agitado al tradicionalismo con la institución del matrimonio civil y al decretar la educación laica.

Un esclarecedor resumen, para entender la posición de Zamudio ante la iglesia y su sede, es su poema Quo Vadis.

Inclino ante El mi rostro dolorido
Temblando de ternura y de temor,
Y exclamo con acento conmovido:

¿A dónde vas, Señor?


La Roma en que tus mártires supieron
En horribles suplicios perecer
Es hoy lo que los césares quisieron:
Emporio de elegancia y de placer.















Como lo expresa Pabón, los problemas de Zamudio con la iglesia no presenta una incomodidad con la fe Cristiana, sino el rechazo a la hipocresía que rodeaba sus manifestaciones públicas (Cfr. 2007:7). Al parecer fue tal el disgusto de la “liga de Señoras Católicas” que mandaron una copia del poema y una carta de reclamo, a las oficinas del Papa en el Vaticano.


Juventud divino tesoro
¡Ya te vas para no volver!

Todavía faltan muchos detalles que contar y reflexionar acerca de Zamudio, como su incursión en la subjetividad femenina con Intimas, su peculiar visión acerca del matrimonio, su amistad con los intelectuales de la época, su aporte a la pedagogía nacional y su coronación y nombramiento como mantenedora de los Juegos Florales… al parecer un solo artículo no basta.

Pero a manera de epilogo: Una de las lecciones, que Zamudio tiene para darnos, es que supo superar la esclavitud de la ortodoxia, al cultivar su propio pensamiento. También supo reconocer el poder de la palabra escrita para trascender estructuras sociales y cuestionarlas.
En una sociedad todavía cargada de estigmas (ya sean políticos de clase o religiosos), pertinente, para esta generación, recordar el valor de lo escrito para la emergencia de nuevas propuestas. Y pertinente también recurrir a la inspiración de autores que supieron cómo hacerlo. En palabras de Zamudio…

Vuelo a morar en ignorada estrella
Libre del suplicio de la vida
Allá os espero: hasta seguir mi huella
Lloradme ausente pero no perdida.


La yapita.
Ruego al lector no estancarse con esta estrecha visión. En todo caso le aconsejo ir a la fuente que produjo todos estos comentarios. La obra de Zamudio incluye una lista de preciosos y controversiales poemas, una novela acerca el sique femenino (útil también para varones) y una cuidadosa selección de cuentos que narran cabalmente los errores y colores de la Cochabamba del siglo XIX. A continuación un pequeño mapa que espero le guie a conocer estas obras.
















Bibliografía:
Zamudio, Adela
2007 Intimas.
La Paz, Plural.
Guzman, Augusto
1972 Biografia de una mujer ilustre.
La Paz, Editorial Juventud.
Cajias de Villa Gomez, Dora
1996 Transgresora de su tiempo.
La Paz: Ministerio de Desarrollo Humano.
Ocampo Moscoso, Eduardo.
1977 Personalidad y obra de doña Adela Zamudio
Cochabamba: Alcaldía Municipal.
Taborga de Villarroel, Gabriela.
1981 La verdadera Adela Zamudio
Cochabamba, Editorial Canelas.
Rossells, Beatriz
1897 Las mujeres. En la historia de Bolivia.
Chuquisaca, Antropos.
Larson Brooke
2002 Indigenas, elites y Estado en la formación de las repúblicas andinas.
Pontificia Universidad Catolica del Peru- Fonfo Editorial.

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